CUIDADOS DE LA PIEL

El sol forma parte de nuestra vida diaria. Influye en nuestro estado de ánimo, y es el responsable de la formación de la vitamina D en la piel. Pero no podemos olvidar que el daño solar es acumulativo, por lo que ¡cada día expuestos al Sol cuenta para nuestra piel!.

El daño solar crónico puede provocar la aparición de lesiones precancerosas como las queratosis actínicas, o cáncer cutáneo no melanoma como los carcinomas basocelulares y espinocelulares. En general este tipo de tumores son poco agresivos y se resuelven con cirugía, si se diagnostican a tiempo.

El diagnóstico precoz y la prevención siguen siendo claves en el cáncer de piel.

Es por tanto, fundamental protegerse del sol durante todo el año, no sólo en verano sino también durante el invierno o el otoño especialmente cuando practiquemos actividades al aire libre.

También es importante que evitemos las quemaduras solares, éstas se relacionan directamente con el cáncer de piel tipo melanoma. Este tipo de tumor es más agresivo ya que tiene capacidad de extenderse a otras regiones del cuerpo. Evitar las quemaduras solares y revisar nuestra piel en casa de forma periódica para detectar cambios, así como acudir al dermatólogo al menos una vez al año, es clave en la prevención del cáncer de piel melanoma y no melanoma.

Instaurar en nuestra vida hábitos saludables como evitar la exposición solar en las horas centrales, aplicar fotoprotector con SPF mayor o igual a 30 de forma frecuente, no existe la pantalla total por lo que hay que utilizar camisetas, gorras y gafas de sol, no exponer a niños menores de 3 años directamente al sol, y una revisión anual por el dermatólogo ayudan a prevenir el cáncer de piel.